Universidad
de Buenos Aires
Facultad
de Filosofía y Letras
Carrera
de Edición
Teoría de los Medios y la Cultura (2014)
Cátedra Ana Longoni
Guía del Teórico
1 (Unidad I)
Luego de recorrer el programa de la materia y explicar la modalidad de la
cursada, la inscripción a prácticos, etc., se debatió sobre la noción de
cultura y culturas (en plural).
***
CULTURA. HISTORIA DEL CONCEPTO.
Usos múltiples del término en el lenguaje corriente / sentido común actual
(predominio de la asociación entre cultura / erudición, alta cultura)
Complejidad
y polisemia de la palabra “cultura”. Complejo desarrollo sufrido por el
concepto. Es uno de los términos con más acepciones en las ciencias sociales y
las humanidades. Según Grimson: “puede
designar los procesos de significación, o bien el excedente de sentido, pero
también puede remitir a estilos de vida e incluso a la antigua idea de ‘alta
cultura’”.
La etimología
vincula “cultura” con el mundo agrícola.
Aludía a los instrumentos, las prácticas, las relaciones y los saberes que
garantizan la subsistencia y la continuidad de la comunidad. “Crecimiento y marcha de las cosechas y los
animales y, por extensión, el crecimiento y la marcha de las facultades humanas”
(RW, p. 22).
El cultivo
de la tierra requería no sólo herramientas sino también un conocimiento del
ciclo anual (época de siembra, temporadas de lluvia, tiempo de cosecha). En
torno al ciclo agrícola, se organiza toda la vida de un pueblo, no sólo la
económica, sino también la social y la cultural: una serie de creencias que le
daban un ordenamiento a ese mundo.
En los
siglos XVII y XVIII, muchos pensadores de la aristocracia recurrieron a la metáfora
“cultivar el espíritu” de los hombres, para moldear su naturaleza y
cosechar una estirpe capaz de gobernar sus instintos, sus pasiones dañinas y
extraer lo mejor de sí en beneficio de los otros y de la sociedad. Se llamó a
esta propuesta de gobierno “meritocracia”, es decir: el “gobierno de las
personas cultas”, cultivadas. La llamada intelligentsia es el término tomado del idioma ruso para referirse
a la “intelectualidad”. Designa al grupo de personas que ejerce o pretende
ejercer un liderazgo social y cultural en virtud de supuestas cualidades de
excelencia que sólo ese grupo posee y se propone como la elite o grupo
selecto capaz de formular el mejor gobierno.
Esa
propuesta es desplazada, cuando la nueva clase en ascenso, la burguesía,
desconozca el derecho de antiguas élites a gobernar, y reclame el poder para
aquellos que producen la riqueza de una sociedad (aunque en la práctica esta
propuesta se restringiera a los mismos burgueses).
Entonces, el
término cultura se refugia en su “torre de marfil”, una nueva metáfora
para aludir a los grupos reducidos que se aíslan del “mundanal ruido” del
tráfico comercial, de la dura realidad social, de la corruptible política, y
buscan la perfección espiritual, a través del conocimiento y la práctica de la
alta literatura, las bellas artes, la música culta.
“Cultura”
deja así de asociarse al orden de lo material, para pasar a referirse al orden
de lo espiritual. La aspiración a la perfección y a lo elevado parecía
bastarse a sí misma, se separaba de un mundo bullicioso y multitudinario,
difícil de comprender y hostil, alterado por grandes revoluciones tecnológicas
y sociales.
RAYMOND WILLIAMS: DOS ACEPCIONES DE CULTURA
En el
capítulo “Cultura” de Marxismo y Literatura, que trabajarán en el primer práctico, Williams propone una génesis
histórica de dicho término. El concepto que prima hasta el siglo XVIII es
cultura de algo. Entonces se incorpora la noción de civilización
(ordenar, ubicar a los hombres dentro de una organización social), como sinónimo
de cultura. Luego, los términos se vuelven divergentes (a partir de oposiciones
como superficial/ profundo, artificial/ natural, urbanidad y lujo/ humanidad,
exterior/ interior, etc.). Civilización
se equipara a lo que hoy llamamos sociedad, y cultura empieza a asociarse a “vida interior”, subjetividad,
imaginación, “lo individual”.
Doble acepción (ambas
coexisten)
AMPLIA RESTRINGIDA
(nuevo) (tradicional)
MODO TOTAL
DE VIDA LAS
ARTES Y LO APRENDIDO
Proceso social total Proceso
interno históricamente acotado, especializado en
Ideas, prácticas, relaciones la vida
intelectual y las artes.
en las que los hombres definen y configuran
sus vidas
Nexo entre
cultura y experiencia Alta
cultura/ cultura popular.
Proceso social que lleva a generar
distintos “estilos de vida” Producción, circulación y consumo
de bienes simbólicos.
Williams
propone considerar la “cultura” a partir de una doble acepción del
término, que llamaremos “amplia” y “restringida”.
Para él,
“cultura” es a la vez el nombre de un proceso “interno”, históricamente
acotado, especializado en la vida intelectual y las artes (definición
restringida), y al mismo tiempo es también el nombre del proceso social
que lleva a generar distintos “estilos de vida”; el “proceso social total”
en el que los hombres definen y configuran sus vidas (definición amplia).
La
concepción restringida que propone Williams incluye las “artes” y
“humanidades”, los objetos simbólicos y sus leyes de constitución, transmisión
y consumo, y la consideración del espacio donde se generan, en el que conviven
las producciones de la alta cultura con las de la cultura popular. Incluye el
arte, la filosofía, los usos y costumbres estéticos, la educación humanística,
las obras de autor y las anónimas, las tradiciones y las novedades (Altamirano/
Sarlo, p. 26).
En cuanto a la definición amplia que propone Williams,
entender a la cultura como sistema total de vida, permite incluir en ese
concepto no sólo las ideas sino también las prácticas y las relaciones entre
los hombres. Se privilegia el nexo entre cultura y experiencia social, y se
piensa la cultura como proceso material
y espacio de conflictos. “Estilos de vida”: culturas plurales.
Práctica cultural y
producción cultural son elementos esenciales en la constitución del orden
social, no sus derivados.
También define cultura como
el sistema significante a través del cual necesariamente (aunque entre otros
medios) un orden social se comunica, se reproduce, se experimenta y se
investiga.
La producción y prácticas
culturales manifiestas: relación entre instituciones y formaciones culturales
con los medios materiales de producción cultural y las formas culturales
propiamente dichas.
*****
Finalmente se
proyectó la primera película de nuestro cine-club, “The plumber”/ “El plomero” o “El visitante”,
de Peter Weir (realizada para la TV
en Australia, 1979), proponiendo analizarla a partir del concepto de cultura/s. Algunas de las ideas que
surgieron en el debate se sintetizan a continuación.
La película aborda de manera compleja el conflicto, la tensión
latente o choque explícito entre culturas. Pueden rastrearse en ella
diversos conflictos, que se expresan en las siguientes “dicotomías”: cultura
occidental /no occidental. Cultura alta/popular. Cultura hegemónica/
contracultura. Códigos masculinos/ femeninos, el mundo privado, doméstico/ el
mundo público, laboral.
Si el tema central de otra película de Weir (“La última ola”) aborda el
choque entre una cultura occidental y otra no occidental que coexisten en
Australia, en esta película las diferencias culturales aparecen sobre todo
entre los dos protagonistas (la antropóloga y el plomero) que pueden conceptualizarse,
respectivamente, como cultura alta/ baja, culto/ popular o masivo, ciencia/
saberes populares. La cultura originaria (sus
rituales, su concepción del mundo, etc.) aparece de manera lateral, como objeto
de estudio de la antropóloga y de su marido, investigador médico.
La
diferencia o conflicto entre alta cultura y cultura popular se vincula aquí a
la cuestión de clase, propiedad, dinero, lujo, fortuna, haber asistido a una escuela
privada, tener acceso a la universidad, a becas y viajes, a una cultura
cosmopolita y snob (yoga, new age, ropa japonesa, comida étnica, etc.), gastar
en un reloj caro. También se expresa en términos de lenguaje (hablar
correctamente o no).
El plomero
posee un saber técnico específico que no tienen los demás (su “oficio”), pero
además se define a sí mismo como “cantante folk”. Manifiesta una posición
crítica (e iracunda) ante el orden establecido, el predominio del mercado
discográfico, el sometimiento a la industria cultural de figuras como Dylan y
Jagger. Habla de la discriminación que ejercen los intelectuales universitarios
hacia los trabajadores, el personal “de servicio”, los “palurdos”. Reivindica
que la universidad es de todos los contribuyentes. Defiende el rock como contracultura,
crítica social, y su pasado de robar a los ricos como acto de justicia. Vegetarianismo,
consumo de drogas asociado a culturas alternativas.
La
antropóloga estudia la otredad cultural de pueblos no occidentales (ritos tribales
en Papúa Guinea) como una extrañeza exótica, distante, decorativa, de colección.
Pero la otredad cotidiana y próxima -encarnada en la figura del plomero-, la
invasión de su espacio íntimo (su casa, su rutina), le termina resultando
intolerable. Prefiere la extrañeza “antropológica” que se explica en términos
de ciencia (la tesis, la etnografía), al roce con miembros de los “sectores
populares”. La película permite abordar las miradas científicas
(antropológica/biológica o médica) sobre la otra cultura. La explicación médico-científica
(el impacto de la comida chatarra) ante la explicación antropológica (el “kuru”
o ritual antropófago de comer el cerebro u otras partes del antepasado muerto
para heredar su sabiduría), despreciada por el paradigma científico como “intuición”.
¿Pero qué
pasa frente a un “otro” inmediato, urbano, blanco? Se percibe como extrañeza,
amenaza, como invasión. Como monstruo (la cuestión de los prejuicios ante lo
que no se experimentó o frente a lo que no se conoce). El otro pone en peligro
la creencia de lo que uno es, sus valores, su identidad. El otro desata miedo,
es raro e invasivo (anécdotas sobre el travesti y el supuesto violador).
En el caso
del plomero, su intento de aproximarse a la “otra” establece mecanismos de
seducción o simpatía que para ella resultan invasivos y desubicados. Alusiones
a la caída del cabello del marido como rasgo de debilidad de los intelectuales.
En la escena final, aparecen ambos protagonistas claramente confrontados: él la
tilda de puta, ella, de ex preso y ladrón.
Valores
éticos trastocados. La “culta” abandona su corrección política inicial y termina
entregando a la policía al “ignorante” a partir de una falsa denuncia.
Construcción no maniquea de los personajes, que no pueden clasificarse en
buenos y malos.
Relación con
otros materiales (de cine y literatura), como el cuento “Casa tomada” (Julio
Cortazar) o la película “El hombre de al lado” (Cohn y Duprat).
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